–¿Quieres que te cuente algo?
–Claro.
Cuéntame tus problemas.
–El camino se complica, con cada paso, con cada derrota…
–¿Es
grave?
–Sí, es bastante grave.
–¿Corres
peligro de muerte?
–Si la depresión lleva a la muerte, entonces sí, corro
peligro.
–Para
que eso llegue a ocurrir, la depresión ha de ser muy fuerte. ¿Te ves con ánimos
para continuar?
–A veces creo que sí, pero otras veces no.
–¿Quieres
continuar?
–Creo que sí. En ocasiones dudo, aunque cada vez estoy más
convencida de hallarme en el sitio
correcto. Pero, entonces, se produce el desastre…
–No
te preocupes. Lo más importante es que sigas pudiendo levantarte y, sobre todo,
que tengas al voluntad de hacerlo.
–¿Y de dónde saco esa voluntad?
–De
ti misma. Tienes que encontrarla dentro de ti.
–¿Dentro de mí? Pero, ¿qué aspecto tiene? ¿Y si no la
encuentro?
–No
tiene forma, no es tangible. Encontrarla o no depende solo de ti.
–¿De mí?
–De
ti. Búscala y la encontrarás. En realidad, es bastante fácil. Solo tienes que
creer en ti misma.
–¿Creer en mí misma? ¿Cómo se hace eso?
–Creer
en uno mismo es darse otra oportunidad. Y así, cuando falles, sabrás que puedes
acertar la próxima vez.
–¿Habrá más fallos?
–Los
habrá. Pero no por ello has de abandonar. Para logar algo, has de ser capaz de
resistir y no rendirte nunca. Has de seguir luchando por aquello que deseas.
–Si lo hago así… si hago lo que me dices… ¿me curaré?
–Te
curarás. Pero no estarás exenta de otros peligros. Y estos habrás de
afrontarlos con valor para seguir adelante y alcanzar tus propósitos. No importan
los errores que cometas. No. Lo que verdaderamente importa es lo que hagas
después.
–¿Podría aprender de ellos, pues?
–Exacto.
Aprender y avanzar. Eso es lo que hay que hacer.
Aer
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