domingo, 30 de noviembre de 2014

Silencio roto

Mi cara cuando terminé de escribir este relato (es que me ha dado unos cuantos rompecabezas) ^^'


SILENCIO ROTO

Aquella noche no había luna y la oscuridad reinaba en la casa. La tormenta del día anterior había dejado incomunicada la ciudad y no había luz en las calles ni en las viviendas. El viento estaba en calma. El silencio se paseaba inquieto, husmeando en cada rincón, pero, salvo él, nada hacía el más leve movimiento; a aquellas horas de la madrugada, todo el mundo dormía, ajeno a la curiosa reunión que estaban celebrando las tinieblas y el mutismo. Nadie se habría levantado de la cama, interrumpiendo su sueño, para comprobar que todo se encontrara en orden. Nadie, excepto ella.
Era ya bien entrada la noche y su marido aún no había vuelto a casa. Estaba preocupada, porque no tenía modo de contactar con él y quizá le hubiera pasado algo. Estaba sola en el piso. Normalmente, él salía como mucho dos horas, el tiempo que tardaba en ir al trabajo, arreglar unos asuntos y volver; pero ya habían transcurrido más de doce. Además, odiaba el silencio. Hubiera preferido que los ruidosos automóviles derrochadores de humo pasaran bajo su ventana, o que el tren traqueteara sobre las desamparadas vías, o que los vecinos discutieran acaloradamente, con los niños correteando de aquí para allá, y tal vez así hubiera sido menos sobrecogedora la espera. Pero nada de eso ocurría aquella noche. El miedo se había instalado en su corazón y provocaba en su mente un colapso de imágenes nefastas sobre el destino de su marido, o sobre el suyo propio.
Ella había estado esperando a su marido levantada hasta pasada la medianoche, momento en el cual decidió ir a acostarse por fin a la enorme cama de matrimonio que compartían, que, sin él, resultaba aún más grande. Pero no había conseguido dormir. Estuvo dando vueltas durante horas sin lograr pegar ojo, hasta que finalmente se levantó, sintiendo que había algo que le impedía descansar. A causa del apagón, no pudo encender ninguna lámpara, así que empezó a deambular por el piso en completa oscuridad, con la única compañía de la incertidumbre, muy despacio y sin hacer ruido, a la espera de que algún movimiento delatase la presencia de un intruso.
Calma.
Ya había recorrido la casa de cabo a rabo unas tres veces y no había logrado hallar nada fuera de lo normal. Nada, salvo el completo silencio que inundaba aquella noche sin estrellas, sin luna, sin viento, en silencio.
Volvía ya a la cama, rendida, cansada y con sueño, cuando un roce reveló una presencia. La perturbación había empujado al silencio a ceder para dejar paso al susurro de las sábanas, un susurro que la paralizó de terror.
El susurro se repitió. Algo, o alguien, se había introducido, sin que ella se diera cuenta, en su habitación y ahora acechaba escondido bajo las sábanas. Habría deseado encender una luz, por pequeña que fuera, con tal de ver y no temer además a la oscuridad; o, mejor aún, estar a kilómetros de distancia de aquel lugar, tan lejos que el peligro no osase siquiera intentar perseguirla. En cambio, gritó.
Fue un grito espeluznante, de los que te hielan la sangre en las venas, de esos que consiguen paralizarte hasta el corazón, de los que te hacen pulverizar cualquier objeto que sostengas en las manos.

Pero para su marido, eso no suponía mayor misterio. Ya estaba acostumbrado a este tipo de cosas, que llegaban a ocurrir con normalidad casi todas las noches. Encendió la luz de la lámpara, se levantó con cara somnolienta y se acercó a su esposa para tranquilizarla. Poco a poco, su respiración se fue acompasando y recuperó su ritmo cardiaco habitual. En ocasiones, él llegaba a imaginar lo que su mujer sonámbula soñaba, fruto de los terribles sucesos acaecidos en un pasado ya remoto que se hacía presente por las noches. Sin embargo, no le importaba compartir un poco de ese sufrimiento con ella. Porque él no tenía la culpa de haberse enamorado de una mujer loca, loca por haber vivido experiencias tan desagradables como las que a veces aparecían en sus pesadillas.


Aer

2 comentarios:

  1. Me has dejado con los pelos de punta, hasta que ya me he relajado. Pero ha habido un momento que los ojos se me iban a salir de las órbitas y que casi me como la pantalla XDDD En serio, se te da bien crear tensión y meter miedo ^^

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    1. ¿¿En serio?? *O* ¡Ay, muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado ^^

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