Mi cara cuando terminé de escribir este relato (es que me ha dado unos cuantos rompecabezas) ^^'
SILENCIO ROTO
Aquella noche no había luna y la
oscuridad reinaba en la casa. La tormenta del día anterior había dejado
incomunicada la ciudad y no había luz en las calles ni en las viviendas. El
viento estaba en calma. El silencio se paseaba inquieto, husmeando en cada
rincón, pero, salvo él, nada hacía el más leve movimiento; a aquellas horas de
la madrugada, todo el mundo dormía, ajeno a la curiosa reunión que estaban celebrando
las tinieblas y el mutismo. Nadie se habría levantado de la cama, interrumpiendo
su sueño, para comprobar que todo se encontrara en orden. Nadie, excepto ella.
Era ya bien entrada la noche y su
marido aún no había vuelto a casa. Estaba preocupada, porque no tenía modo de
contactar con él y quizá le hubiera pasado algo. Estaba sola en el piso.
Normalmente, él salía como mucho dos horas, el tiempo que tardaba en ir al
trabajo, arreglar unos asuntos y volver; pero ya habían transcurrido más de
doce. Además, odiaba el silencio. Hubiera preferido que los ruidosos
automóviles derrochadores de humo pasaran bajo su ventana, o que el tren
traqueteara sobre las desamparadas vías, o que los vecinos discutieran
acaloradamente, con los niños correteando de aquí para allá, y tal vez así
hubiera sido menos sobrecogedora la espera. Pero nada de eso ocurría aquella
noche. El miedo se había instalado en su corazón y provocaba en su mente un
colapso de imágenes nefastas sobre el destino de su marido, o sobre el suyo
propio.
Ella había estado esperando a su marido
levantada hasta pasada la medianoche, momento en el cual decidió ir a acostarse
por fin a la enorme cama de matrimonio que compartían, que, sin él, resultaba
aún más grande. Pero no había conseguido dormir. Estuvo dando vueltas durante
horas sin lograr pegar ojo, hasta que finalmente se levantó, sintiendo que
había algo que le impedía descansar. A causa del apagón, no pudo encender
ninguna lámpara, así que empezó a deambular por el piso en completa oscuridad,
con la única compañía de la incertidumbre, muy despacio y sin hacer ruido, a la
espera de que algún movimiento delatase la presencia de un intruso.
Calma.
Ya había recorrido la casa de cabo a
rabo unas tres veces y no había logrado hallar nada fuera de lo normal. Nada,
salvo el completo silencio que inundaba aquella noche sin estrellas, sin luna,
sin viento, en silencio.
Volvía ya a la cama, rendida, cansada y
con sueño, cuando un roce reveló una presencia. La perturbación había empujado
al silencio a ceder para dejar paso al susurro de las sábanas, un susurro que
la paralizó de terror.
El susurro se repitió. Algo, o alguien,
se había introducido, sin que ella se diera cuenta, en su habitación y ahora acechaba escondido bajo
las sábanas. Habría deseado encender una luz, por pequeña que fuera, con tal de
ver y no temer además a la oscuridad; o, mejor aún, estar a kilómetros de
distancia de aquel lugar, tan lejos que el peligro no osase siquiera intentar
perseguirla. En cambio, gritó.
Fue un grito espeluznante, de los que
te hielan la sangre en las venas, de esos que consiguen paralizarte hasta el
corazón, de los que te hacen pulverizar cualquier objeto que sostengas en las
manos.
Pero para su marido, eso no suponía
mayor misterio. Ya estaba acostumbrado a este tipo de cosas, que llegaban a
ocurrir con normalidad casi todas las noches. Encendió la luz de la lámpara, se
levantó con cara somnolienta y se acercó a su esposa para tranquilizarla. Poco
a poco, su respiración se fue acompasando y recuperó su ritmo cardiaco
habitual. En ocasiones, él llegaba a imaginar lo que su mujer sonámbula soñaba,
fruto de los terribles sucesos acaecidos en un pasado ya remoto que se hacía
presente por las noches. Sin embargo, no le importaba compartir un poco de ese
sufrimiento con ella. Porque él no tenía la culpa de haberse enamorado de una
mujer loca, loca por haber vivido experiencias tan desagradables como las que a
veces aparecían en sus pesadillas.
Aer
Me has dejado con los pelos de punta, hasta que ya me he relajado. Pero ha habido un momento que los ojos se me iban a salir de las órbitas y que casi me como la pantalla XDDD En serio, se te da bien crear tensión y meter miedo ^^
ResponderEliminar¿¿En serio?? *O* ¡Ay, muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado ^^
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