LAS HOJAS DEL OTOÑO
Había una vez una hoja caduca.
Fueron todas verdes, vida y desparpajo aquel verano, y no sabían que, al
llegar el otoño, todo cuanto conocían se desmoronaría bajo el peso gélido del
viento. Cuando ese momento llegó, esta joven hoja vio cómo a su alrededor sus
hermanas iban mudando el color, de verde a marrón, de vida a destrucción.
Algunas empezaban ya a caer sin remedio: se aferraban con sus últimas fuerzas a
un tallo que, amenazado por el viento, se veía obligado a retirar su protección
temporal sobre ellas para no ser arrastrado hacia el abismo. Y las hojas viejas
planeaban sobre el manso río de paz que las conduciría a la inmensidad del
océano, donde yacerían para siempre.
Pero esta joven hoja comprendió, en el mismo instante en que vio caer a la
primera, que su destino no sería surcar el río junto a las otras. Ella se
quedaría en su árbol, su hogar, y cuidaría de que todas las nuevas hojas
naciesen y creciesen sanas y fuertes para dar vida al árbol que las sostenía.
Había una vez una hoja caduca que quería ser perenne.
Aer
Qué bonito
ResponderEliminarLa última frase podría ser un microrelato.
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