¡Hola de nuevo!
Después de un fin de semana estresante y un éxito rotundo ante la facultad en pleno (o, al menos, yo me quedo con esa ilusa sensación), me decido a publicar un poema que escribí hace una semana, después de rehusar hacerlo por diversos motivos.
La idea se me ocurrió tras darme de bruces contra un muro sólido e infranqueable, y sentir una gran frustración al descubrir que no podía transformarme en fantasma para atravesarlo. En un sentido figurado. Porque lo que pasa, pasa, y ya no se puede cambiar porque es pasado. Aunque sí puedes aprender que existe una manera de vadear ese muro.
COMO UNA TONTA
Había una vez una princesa
Que vivía en un castillo,
Un palacio construido
Sobre cúmulos en el azul turquesa.
Esta princesa, de niña,
Soñaba con mundos extraños;
Había elfos, dragones y enanos
Que solamente ella veía.
Pero no lo sabía.
La princesa siempre se hallaba
Contando y escribiendo historias;
Le gustaba inventar la aurora
Inventando nuevas palabras.
Llamaba a los ángeles del cielo
Para que la escucharan
Y siempre les pedía que jugaran
Con la luz y sus destellos.
Pero no la escuchaban.
La princesa tenía un sueño
Que un día quiso cumplir:
Hasta lo más alto subir
Como un ave surcando el cielo.
Puso un pie primero en la ventana,
Luego el otro y se asomó;
Vio las nubes en su resplandor
Y con las manos quiso tocarlas.
Pero no llegaba y se estiró.
Rozó una nube con los dedos
Y ella sus lazos extendió,
Con todas sus fuerzas tiró
Y la princesa al fin alzó el vuelo.
Pero no voló.
Empezó a caer,
Y como una tonta cayó
Hasta que despertó.
Eso fue lo que más dolió.
Aer
¡¡Me ha gustado mucho!! Me ha recordado un poco a Rubén Darío, pero con mucha más profundidad. Te comprendo perfectamente, yo también he tenido esa sensación mil veces. Pero tal y como comentas, lo importante es saber sobreponerse ^^
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