Basado en la película de Frank Darabont,
The Shawshank Redemption.
EL REENCUENTRO
En un pequeño pueblo de la
costa del Pacífico, donde el olvido forma parte del presente y el ayer se
pierde en el fondo del mar, un hombre de unos cincuenta años golpeaba el casco
de un viejo bote con un martillo de gemas. El sol brillaba en el cielo, las
olas se mecían suavemente en la orilla, acariciándola con sus salados dedos, y,
en la tranquilidad que reinaba en aquel paraíso de descanso eterno, este
hombre, llamado Andy Dufresne, trabajaba con ahínco, ajeno a las gotas de sudor
que cubrían su cuerpo curtido.
No muy lejos de allí, un
anciano de piel negra como el carbón, vestido con un traje nuevo, caminaba con
insistencia por la arena, sin mirar atrás ni una sola vez, sin perder la
esperanza que lo había mantenido con vida más allá de los protectores muros de
la cárcel. No llevaba equipaje alguno, tan solo cargaba con su chaqueta en una
mano, y en la otra, con un corazón maltrecho. Poco a poco, se iba aproximando a
su destino, con cada golpe, con cada ola. Cuando estuvo lo suficientemente
cerca, Red se contuvo.
Tal vez fuera un ligero
cambio en la dirección del viento, o una leve perturbación en la calma de su
soledad, pero Andy percibió algo diferente que le hizo alzar la mirada de su tarea
y centrarla en el extraño visitante. Por un momento, Red y Andy se miraron, sin decir palabra, y el mundo se
detuvo para que estos dos hombres, que habían compartido cadena perpetua
durante casi veinte años en la prisión estatal de Shawshank, pudieran
experimentar la sensación de verse de nuevo, esta vez al amparo de la libertad.
Después, acortando con
apenas unos pasos la distancia que los separaba, ambos se fundieron en un cálido
y esperado abrazo.
Aer